133 años atrás, Rafael Nuñez no imaginó que la maravillosa musicalización de Oreste Sindici a su poema “Himno patriótico”, llenaría de emoción y sentimiento 49 millones de corazones que orgullosos ondearían la bandera tricolor, no solo para celebrar su independencia el 20 de Julio, sino para celebrar cada victoria, cada momento histórico, cada triunfo, cada instante lleno de pasión.
Esa pasión que hemos venido cultivando generación tras generación desde 1810, esa que atraviesa el Macizo Guajiro y curiosa transita la Cordillera de los Andes para navegar hasta el Trapecio Amazónico. Esa misma pasión que suena a cumbia de Gareña, que baila al compás del sanjuanero del maestro Durán, esa que hierve cuando se Prende la Vela de Toto la Momposina y que ha convertido los versos de Garzón y Collazos en aguardiente, aguardiente de caña.
Es esa misma pasión la que se inmortalizo en las cartas de Efrain a Maria, la que dio vida a los cuentos para niños de Elisa Mujica y convirtió el vuelo de las mariposas amarillas de Garcia Márquez en realismo mágico, la que empantanó los angelitos de Andrés Caicedo y llevo al Delirio las páginas de Laura Restrepo.
Es la magia del sabor a café en la mañana, a ajiaco, a sancocho, a bandeja paisa, a chocolate con almojábana de la Puerta Falsa en Bogotá a lo que sabe la pasión colombiana, y claro, sabe a triunfo: al 5-0 del 94’ contra Argentina. Y es esa misma pasión la que nos hizo sentir dueños del mundo con los oros olímpicos de Urrutia, Pajón, Ibargüen y Figueroa. La misma que ha recorrido las carreteras del mundo en los pedales de Lucho y del Cochise, la que llenó de súper poderes a Nairoman y a Rigoneitor, y la que vio nacer una nueva Leyenda del Dorado: El Zipa, nuestro campeón: Egan Bernal.
Y es que en donde más podrían confluir la Atenas sudamericana, la Sucursal del Cielo, la Ciudad de la Eterna primavera, la Heroica y la Cuna del Vallenato, sino en esta tierra fértil y apasionada, que es el sueño de un Bolívar que siempre creyó que sería la tierra querida tuya, la tierra querida mía… Que sería Colombia: Nuestra tierra querida!
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